sábado, 29 de diciembre de 2012

El mundo bajo mis pies.

Hay fallos en el sistema de mis sentimientos. 

Sé romper un corazón y sé preparar el mío para que me lo rompan... 

Pero no sé querer como lo hace todo el mundo. Confieso haberlo intentado cientos de veces con funestos -y vergonzosos- resultados. Me aburre la monotonía, me daña la confianza. No me importan las banalidades, no soy como esperáis. Inesperada y calculadora a la vez. Nunca sé si soy demasiado mala o demasiado buena, aunque siempre acabo siendo "la bruja con tacón de aguja aliada de Lucifer". De vez en cuando, ya sabéis, pisamos demasiado fuerte y el mundo se parte bajo nuestros pies. Me pierdo cual niña en mis musarañas, esquemas y de vez en cuando hasta en el propio eco de mi voz. Me ahogo en las canciones de amor que nunca llegan, y si llegan no son tuyas. Solo puedo ver belleza, y si no la hay me quedo ciega. Pero a estas alturas -y desde ellas- lo único que tengo claro es que si hay un final quiero que sea entre tus brazos, sin comas que nos separen. Porque aquí donde me veis no soy solo un cuerpo; soy una vida que muy pocos pueden ver reflejada en mis gélidos ojos. Y tú, solo tú te has atrevido a sobrepasarlos, a desearlos, y a querer formar parte de su caótica historia. Así que perdonadme si no puedo ser perfecta y llenar el mundo de sonrisas que no tengo. Perdonadme si solo con él la felicidad tiene sentido. Perdonadme si Diciembre no es Diciembre si no lo consumo y me lo fumo en sus labios. Nunca formaré parte de vuestro mundo pero, ¿sabéis? A veces me encanta pensar que jamás habrá puertas abiertas para que vosotros entréis en el mío. 

Buenas y dulces noches desde el reino de Selene, donde las horas son más largas y a veces hace mucho, mucho frío, pero todo es más intenso y se descubre tras cristales ahumados. 
...Sonrisas rotas, capuccinos, medias de encaje, entradas de cine, arte y solo arte, libros viejos, luces oscuras, antítesis semánticas, pedazos de lo que fue un corazón, cafeína, sexo, azúcar, ropa, zapatos de tacón de 12 centímetros, humo de colores, brillantes...

 
"Dime cuánto tiene de imaginación y cuánto de recuerdo..."
(Shinoflow - Apaga las luces)

jueves, 15 de noviembre de 2012

Recuerda que la nieve solo es agua.

Se acerca el invierno.
Puedo congelarte con el frío de mis manos o derretir tu hielo con mi voz. No sé si alcanzarás a ver mis pensamientos más profundos con toda esta ropa. Quizás debas imaginarme sin ella para poder encontrarme.

No hace frío. Este es el estado natural del mundo, la actitud de las personas fuertes, y mi consuelo. Mi hogar. Solo el hielo me hace sentirme bien en el dolor. Solo con él puedo soportarlo. Al fin y al cabo, él es mi escudo y mi espada al mismo tiempo. Es un secreto, cuéntaselo solo a tus sábanas, para que ellas sean las únicas capaces de desarmarme. Prometo no escaparme, no huiré en retirada ni te responderá mi lado feroz. No allí,  cuando esté en cueros, libre de todo atuendo, sin tratar de impresionar -y sobre todo, de impresionarme-, libre de la presión que sobre mí provoca la rutina, del hastío de mis letras, llena de tus ganas, de cada ínfima porción de tu ser, física o química. No hablemos del frío, callémoslo. Recorre mi geografia más íntima, busca mis ideas escondidas tras mi pálido rostro. Y volviendo al principio, regresará la primavera. 

Nuestra primavera. 
Llévame a la playa, basta de batallas. No puedo seguir viviendo en Siberia. Un día de estos no voy a encontrar el camino para regresar. Me olvidaré del fuego y sus incendios, del mar, las flores de colores, las montañas. Y en mis ojos solo habrán grandes llanuras heladas mientras yo me hundo en su tierra, capa a capa, lentamente. 
Lucha contra mi Diciembre eterno antes de que me arrastre para siempre. 

jueves, 8 de noviembre de 2012

Drogodependencia.


No sé por qué. Quizá haya sido la discusión de esta noche, o la de ayer. O quizá las ganas de verte que me atraviesan hora tras hora. Quién sabe, quizá sean mis propias dudas de mí misma (y mis fantasmas, como diría un grande). Pero ahora me iría a dormir, escribiéndote "te quieros" en la espalda, admirándola, suspirando mientras pienso que no sería capaz de dejarte ir nunca y eso, en realidad, es un problema. Y me levantaría a las 7, antes de que amaneciera, y te prepararía un café y unas tostadas, y algunas porciones de mi amor. Te daría los buenos días más dulces de tu vida, te sonreiría y después te pediría que te quedaras conmigo todo el día en la cama explorando mis mitades, mis versos, mis entrañas. Y verías, entonces, todo el miedo.
-No te asustes, todo es amor -te diría, arriesgándome a que no me creyeras.
Si te dejo y luego tú me dejas, sería un desastre redundante. Pero sinceramente, creo que ya te he dejado. Más bien, te dejé entrar en mí el primer día que te vi, clavado allí, tan lejos de mí y volviéndome loca. Como si te conociera. ¿Y ahora? ¿Te conozco ahora tras tantas noches de cenas y almohadas? Nunca sé dónde está tu límite y me molesta. Quiero conocer tus coordenadas más profundas, tener un mapa de tu interior y sentir lo que tu sientes. A veces, incluso, desearía que todo tu dolor fuese mío, y sólo mío. Que jamás hubieses llorado a nadie y todas tus lágrimas las hubiese derramado sólo yo. Qué egoísta. Por quererte más que a nada, ya lo ves. Tanto que no sé cómo actuar, todo me confunde. Cuando me hieres quiero desaparecer y quedarme al mismo tiempo. Hace tiempo que no soporto que me duelan, y sin embargo, te comería los labios sin pensármelo dos veces...  No puedo evitarlo, me encanta el exceso de ti, sea cual sea. Soy toda tuya.

martes, 2 de octubre de 2012

Corazones de alto voltaje, galaxias oníricas.


Me senté en aquella silla color blanco roto mientras miraba de reojo tu cuerpo ya acomodado. Crucé las piernas y me limité a escucharte. Cuando terminaste, esperabas una respuesta. Yo esperaba que pudieras pasar por alto todas mis cicatrices: las físicas y las que no se ven. Bajé, sin querer, la vista hacia mi mano izquierda. Qué te ha pasado, preguntaste. Un accidente. Mi respuesta fue escueta y clara. Al grano, me decidí. Expuse sobre la mesa mis intenciones, que, por otro lado, no estaban nada premeditadas. Y detrás de aquella cerveza te quedaste mirándome como si estuvieras soñando, como si no creyeras que alguien pudiese estar pronunciando esas palabras:

-Cuéntame cómo es tu vida en las estrellas, qué tal se vive por Cygnus, si es suficiente la luz de tu astro o todavía quedan demasiados agujeros negros insalvables que te precipitan a la muerte. Dime, ¿cómo huele el universo?, ¿es tan frío como parece? Podríamos dar un paseo, saltando de nebulosa en nebulosa, alejándonos de aquí a millones de años luz y volver, puros y limpios, diferentes.
Podemos hacerlo aquí y ahora: sólo tienes que desear, sentarte y escuchar. Cierra los ojos fuerte, desabróchame la rutina, rompe las pocas medias tintas que me quedan y vayamos volando hacia tu mundo. Quizá allá arriba nuestros corazones de alto voltaje se deshinchen y se unan, reduciendo la tensión, relajándonos. Y otro día, cualquier día cualquiera de cualquier mes cualquiera, yo te mostraré el mío





"El día que tú seas una tormenta mis letras serán nubes pasajeras y volarán por encima de ciudades. No te entendía entre fuegos artificiales,no quise hacerte preguntas el día que te tenía más cerca que nunca;  palabras que fueron aviones saliendo, tu vida es como un aeropuertoAquella noche había una fiesta en tus ojos,yo no quería perderla. Después de un suspiro el aire que queda, será el huracán que hoy se nos lleva." (Carlos Sadness - El día que hizo más viento que nunca)

martes, 4 de septiembre de 2012

Madrugadas pidiéndote al aire.

Desnuda, en mi cama, pensando en cientos de maneras que tengo de sentirme viva y dándome cuenta, casi al unísono de la voz de Santi Balmes diciendo "Houston, tengo miedo, quiero bajarme de aquí", de que todas guardan estricta relación contigo. Tu nombre y tu voz son, qué casualidad, un mismo recuerdo clavado en mis oídos, sonando, deslizándose cuerpo abajo, hasta llegar a lo más hondo, donde ya nadie pueda verlo. Escondidos, todos nuestros besos, para que nadie me los robe. Encadenados, para que no se esfumen como el humo del incienso que ambienta tu habitación. 

Así que aquí estoy, perdida. ¿Y por qué no? Maltrecha. ¿Diagnóstico? Enfermedad del corazón, o eso dicen. Lejos de la vida, ésa que siempre nos recuerda que estamos de paso. Porque mi vida, sin quererlo y sin buscarlo, eres tú. Y en el centro de esta galaxia inadaptada que es mi pensamiento todo gira entorno a ti sin descanso, sin tregua. Todo me habla de ti. Mi cadera lleva horas gritándole al vacío, mis piernas tratan de enrollarse a tu cuerpo, mis dedos quieren arañarte 'ahora o nunca'. Pero estoy sola, y reitero: perdida. Perdida por el dolor que me causa no tenerte rodeándome con tus brazos, aplastada por el miedo a que te vayas de esta locura que es la mía, la nuestra. Y sí, lo reconozco, perdida entre el amor que siento por ti y todo el amor que tengo adentro y quiero regalarte para que sientas, tan fuerte como yo lo siento, que mis ojos son tus ojos y mis dientes, tus sonrojos. Pero no sé muy bien cómo actuar, si dártelo en pequeñas dosis o, por el contrario, entregártelo todo de golpe, para que te vicies

Nunca me gustaron las elecciones difíciles, ven tú y elige. Quítame la ropa y elige si lo quieres todo o si vamos por partes. 

lunes, 20 de agosto de 2012

Deseos insomnes buscando hueco entre tus huesos.

Estoy segura de que en otro universo estaríamos en la misma situación. Mis sueños enredándose en tu pelo, mis ganas clavándose entre tus costillas, mis dedos buscando tu clavícula. Y todo para poder hacer desaparecer el resto del mundo. Sé que si me sumerjo en tus ojos no podré salir jamás, pero no tengo miedo. Nunca tengo miedo si estás aquí. Quisiera poder dibujarte cuando no estás, guardar todos tus susurros y darle al 'play' cuando sólo quede silencio, grabar con una cámara invisible cada vez que me haces el amor para que nunca se me olvide cómo y cuándo lo hacías. Pero sé que sólo puedo disfrutar de este momento, tratando de escribir todas mis palabras en tu piel con silencios y lágrimas de felicidad. Tal vez así, si te marchas, sólo tengas que mirarte al espejo para recordar quién fui. Ojalá pudieses sentir sólo una parte de lo que siento por ti, tan sólo una vibración de mi cuerpo en el tuyo, un latido de mi corazón en tu corazón, o un escalofrío que recorra mi cuerpo con la misma intensidad que el tuyo. Porque ¿sabes?, dicen que la magia no existe, que las cosas no duran para siempre, que no podemos recordarlo todo, que la pasión dura tres años. Pero tú y yo sabemos que la magia sí existe. Tú haces magia sólo con respirar en mi oído, rozar mi pelo o hablarme de lo prohibido. Yo hago magia con mis dedos. Y sé que puedes sentirla. Más allá de todo lo que la gente piensa que significa o creen que es, porque no pueden comprender lo que existe si no lo sienten. Y todo esto sólo tú y yo podemos sentirlo... y no les creo. Desde que apareciste tengo fe en lo imposible, desde que dijiste "sólo sé que estoy bien contigo" dejé de pensar que el amor era sólo dolor y me di cuenta de que podía sentir tanto por alguien que ni siquiera me cabe en el pecho. Deja que te esnife hasta morir, que te bese hasta quedarme sin labios, que te hable hasta que no me quede voz. Deja que te dé lo que nadie te ha dado, que penetre en tu vida y yo seré, ya lo sabes, incondicional. Fúmame hasta consumirme, cumple todos mis deseos, junta nuestros caminos. Ámame

martes, 31 de julio de 2012

Barcelona.

No había en toda Barcelona un solo lugar en el que ella no pensara en él. Rodeada de gente prestándole atención todo el día, a penas podía detenerse a meditar. Sin embargo lo tenía clavado en su fuero interno a cada instante, presente como si lo tuviese al lado, cogido de su mano. Las ramblas, atestadas, se borraban de sus ojos. No veía a nadie, sólo sombras oscuras avanzando, a un lado y al otro. Conversaba y reía sabiendo que, en realidad, no se encontraba allí. Quería compartir todo eso con él y su alma se había quedado en aquella cama, con las sábanas medio quitadas, deshecha y mojada de sudor. Las luces cegaban sus ojos, la música resonaba en sus oídos y se decía "si él estuviera aquí, le haría bailar", "si él estuviera aquí, me abrazaría a él y no me despegaría en toda la noche". Restaurantes, pubs, discotecas, playa, coches y más coches, bares, gente, tiendas, los paisajes a través de la ventanilla. Todo giraba lentamente, el reloj parecía haberse estropeado. No entendía cómo no podía estar disfrutando plenamente. "Ni siquiera le entiendes" -se repetía cada vez que colgaba el teléfono- "Te llevas mejor con las ciudades que con las personas, este es tu lugar. Éste, y Madrid, y París, y Roma, y Florencia." Pero no se convencía. Le deseaba sin quererlo, casi sin notarlo, sin darse cuenta, como si él fuese un tatuaje en su piel. Buscaba su figura en cada esquina, en cada habitación, como si de verdad fuese a aparecer de un momento a otro. Se despertaba girándose esperando encontrarlo. Soñaba con sus besos rodando por su espalda, su lengua, ¿dónde estaría su lengua? Sus ojos, ¿a quién mirarían ahora? Su pelo, ¿rozaría algun otro pecho? Y finalmente, carretera. Volvió a la ciudad blanca, al calor asfixiante, a la vida diaria. Todo seguía igual. Caminaba sin rumbo, entreteniéndose con cualquier excusa, mirando el reloj, siempre mirando el reloj. Pulía las calles con sus zapatos, se engalanaba de arriba a abajo. Tenía que estar perfecta. "Por si acaso viene y me sorprende", pero él no venía y al acabar el día sólo le quedaba un maldito teléfono en el que escuchar su voz a 600 kilómetros de distancia. Se le congelaba el corazón con cada sílaba y cada sílaba le parecía peor, fuera de lugar, cruel, mordaz. Celos y tristeza en solo unos instantes y callaba, por no llorar, por no gritar. Era pésimo su estado, no era capaz siquiera de desabrocharse el vestido sin sus manos. Y ciertamente, no le gustaba sentir tan fuertemente que le necesitaba para todo.
"Le regalaré una brújula para que encuentre siempre el camino hasta mí" -pensó.

sábado, 14 de julio de 2012

Can't pretend.

Palabras que hieren como dardos envenenados y se clavan bien adentro de la piel para que ni los besos más sinceros cierren la cicatriz. Noches que desearías solamente haber soñado. Madrugadas que buscas esconder en el fondo de tu cerebro. Historias de sonrisas y lágrimas, de felicidad y penurias, de día y de noche. Historias de vidas ausentes, de vidas vividas, de realidades. No puedes disparar en la sien a quien amas, una y otra vez y pretender que los "te quiero" le sepan a cierto. No se trata de ignorar tus errores, cerrando los ojos a tu interior y abriéndolos de par en par cuando el que se equivoca es el otro. No debes vengarte de quien nunca ha querido tu mal. En la vida hay personas y "personas". Si decides tratarlas a todas por igual te estamparás contra la pared cada vez que quieras levantarte del suelo. Vas a morder el polvo toda tu vida mientras metas en el mismo saco a quien te ama más que a sí mismo y a quien sólo se ama a sí mismo. No me sirve, para nada, oírte decir "sólo tú" tras todas las frases que han brotado de tu boca sin cesar, incontrolables y frías, directas al fondo de mi pecho. Sin embargo, el mayor problema sigue siendo simple y directo: yo sí te quiero y la cama tan vacía, tan ancha, tan sin ti, me provoca espasmos de miedo. Puedo fingir, pintar la sonrisa en mi cara y decir: "Aquí estoy, trucando pérdidas, convirtiéndolas en llegadas eternas." Pero no será real, mi voz se quebrará entre el viento y no llegará a tus oídos.
 No me quedan fuerzas para vestirme de guerrera una vez más en este mundo tan lejos del mío. 

lunes, 9 de julio de 2012

Puzzling me.

Con la punta de los dedos recorres el borde de mi cuello mirándome a los ojos. Transmites sin hablar mucho más de lo que algunos han querido convencerme con falsas palabras. Los deslizas lentamente hacia la yugular. Mi sangre hierve bajo tus manos y cuando llegas al final de esta vena mi corazón, a cinco pulgadas sureste busca ávidamente escapárseme del pecho. Me dibujas por entero ahogando en cada movimiento cualquier idea que pudiera cruzarse por mi cabeza. La electricidad se define como aquella propiedad de la materia que se manifiesta por la atracción o repulsión entre sus partes, originada por la presencia de electrones (con carga negativa) y protones (con carga positiva). Nunca me gustó la física, pero todas las membranas de mi cuerpo se excitan al contacto con tu piel. Atraes cada parte de mí, desde los labios hasta los pies. Todo mi ser busca unirse en uno con el tuyo, sin espacios. No comprendo por qué motivo exacto puedo olvidarme del mundo entero si me rozas sólo un instante, como si todo lo demás perdiera su identidad. Podría quemarlo todo si mis pensamientos encontrasen, entre el laberinto de mi mente, frases coherentes que decir. Pero ni siquiera puedo expresarlo porque desborda todos mis sentidos y eso, además de ser maravilloso, es desgarrador.

martes, 26 de junio de 2012

Easy come, easy go.

Ilusiones que se hunden en el Moskova. Desaparecen río abajo y me colocan entre la espada y la pared. Quién eres tú y qué derecho tenías, repite mi mente. Palabras fluyendo entre mentiras. Mentiras fluyendo entre palabras. Vacío, otra vez. Puñalada, otra vez. Y todo pierde el sentido, el mundo se dobla y se parte y se aparece ante mí como un espectro. Me bloqueo para no sentir, pero la presión me incendia el cerebro y al final, como siempre, me derrumbo sobre la almohada maldiciendo al maldito destino y sus mil maneras de jugármela.

viernes, 8 de junio de 2012

Necesidades,

Tengo tanta vida como ganas de besarte. Y hay aquí tanta luz que me molesta, quiero la noche para verte entre las sombras. Tu olor pegado a mi cuerpo no se desprende y me pide que vuelvas. Todo lo que hago o pienso se rebela contra mí porque no estás. Si tuviera un solo instante me descolgaría ventana abajo y correría a tu encuentro. Pero he de estar en esta prisión de alta seguridad todavía unos días más, y cada día que pasa me reconcome el pensamiento más y más qué estarás haciendo.  No sabes cómo me gustaría llegar y descubrirte entre mis sábanas, o en la bañera lleno de espuma mirándome con tus ojos de gato herido. Uno de tus besos en mis lágrimas y todo el mal se iría tan deprisa como vino. Uno de tus besos en mis labios y sentiría al temor disiparse.  Una de tus risas en mi oído, traspasándome el corazón y pinchándome las costillas.
Sólo eso necesito.

Just the way you are.

Nos enseñaron un amor que no lo era. Un amor cobarde y cruel. Perdimos la inocencia creyendo en su eternidad y caímos en el abismo cuando vimos la fugacidad entrar por la puerta. Todavía hoy, si recuerdo ese amor siento la decepción. Las cicatrices de mi cuerpo son el testigo imborrable de su mal. Siempre tan podrido, siempre tan inmenso. Pero se fue, desapareció entre los muros de aquel hospital. Y nunca imaginé lo que me esperaba detrás. Un hombre de verdad, al fin, al que enseñar a amar y con quien aprender a amar. Todo ha ocurrido tan rápido que me cuesta asumir que sólo pueda desear tu cuerpo tendido a mi lado. Para qué mentir, tuve ilusión desde el principio... Y era tanto lo que sentía que sobrepasó todo lo demás y fue creciendo. Y me encanta porque no me duele, me encanta porque no me hieres, porque me llenas de pasión y de paz al mismo tiempo. Sólo cerrar los ojos y recorrer tus venas con mis dedos y siento que el mundo se transforma, paso súbitamente a otra dimensión... Toco las estrellas e incluso respirar se me hace diferente. No sé dónde has estado todo este tiempo, no entiendo por qué hemos tenido que pasar tanto para encontrarnos pero eres todo lo que quiero. Quiero llenar mi vida de momentos contigo y de momentos sin ti echándote de menos. Quiero que llegue el día en que pueda despertar y tenerte sin horarios, toda la mañana, toda la tarde, toda la noche. Aunque pasemos la jornada devorándonos, aunque el mundo explote fuera... 
Te quiero a ti, tal y como eres. Y por primera vez en mi vida, no hace falta cambiarte nada. 





"No, you'll never be alone. When darkness comes I'll light the night with stars...Hear the whispers in the dark. You feel so lonely and ragged, you lay here broken and naked. My love is just waiting to clothe you in crimson roses. I will be the one that's gonna find you. I will be the one that's gonna guide you. My love is a burning, consuming fire."
(Skillet-Whispers in the dark)

miércoles, 23 de mayo de 2012

Все остальное-ерунда..

Puede que el problema sea que el concepto "reciprocidad" no sea real. Puede que sea que es más fácil enamorarse del reflejo del espejo que de quien te susurra en la nuca. Puede que sea mejor esclavizar. Puede. Pero también podemos, por qué no, probar a jugar a los dados y morir enganchados. Suerte, o maldición. Enganchados a una droga que te seca los labios mientras te llena las manos. De piel. Y que los dedos salten de centímetro a centímetro y la fuerza de tu cuerpo me estampe contra la pared al mismo tiempo que tatúo mis uñas y mis huellas en tu espalda. Y sentir que desde el carmín de mis labios a tus omóplatos no hay distancia. Y dejar que el deseo se me coma porque la magia que te sale de los huesos arrasa con tus ojos a mi corazón y emborracha todos mis sentidos para que las cosas pasen, precisamente, a no tener sentido. Desentender lo que entiendo para entender lo incomprensible de tus miradas, sonrisas y palabras calladas. Y con cada uno de los besos deshacer los nudos de la opresión y dejar que la lluvia borre las calles. 
Y el miedo. 

sábado, 21 de abril de 2012

A-X


Mans que cremen. 
Em cremes la pell amb les mans, amb els dits, amb la carn. I quan les meves recorren les teues venes puc sentir-hi la sang, i tanque els ulls i m'imagine que sóc jo qui et fa sagnar, que sagnes perquè estic amb tú, que respires perquè hi sóc al teu costat. I la por, que m'arrossega quan no esàs desapareix al primer cop de vista. Per què serà? Em repetisc: "no t'hi enamores". Però, com no fer-ho? Si em perc a les teus mans... Si em desarmes, desfas tot el gel d'enderredor i hi intres a l'interior, a mi, al que sóc sense la careta. Amb tú no hi ha disfraç, semble aigua, derretida i transparent... 


 
"I was a quick, wet, boy, diving too deep for coins,
All of your streets light eyes wide on my plastic toys,
Then when the cops closed the fair, I cut my long, baby, hair.
Stole me a dog-eared map and called for you everywhere..
Have I found you?
 Flightless bird, jelaous, weeping or lost you...
American mouth..."
(Flightless bird - American Mouth)
 

lunes, 16 de enero de 2012

Lluvia...

La lluvia me llama. Puedo oírla a través de las ventanas, puedo oírla como si estuviese en la calle mojándome de lleno. Me hace recordar, me lleva atrás. Un relámpago acaba de iluminar la habitación, y yo sigo recordando.
Noche oscura, luna llena, en lo alto de una ciudad que nos ahoga, que nos martiriza con sus problemas, con su gente, su non-stop. Pero en aquel momento todo estaba quieto, sólo se oía el rumor de los grillos cantando a las estrellas. Recuerdo que te hice cerrar los ojos, saqué el cava y el juego y todo comenzó a rodar.
El juego preguntaba cuál había sido tu mejor noche, tu mejor sueño, tu mejor amor, tu mejor beso. En la mayoría de las respuestas siempre estaba yo y, a cambio, yo te regalaba un sorbo de cava o un bombón. Cuando me tocaba el turno siempre querías que te diese el bombón que me correspondía. Te acercabas, como si fueras un depredador en busca de su presa. Era casi imperceptible pero la postura de tu cuerpo cambió, tensaste los músculos. Yo trataba de mantenerme inerte, distante. No quería forzar, pero las piernas me temblaban y no sabía si era el frío o el amor. Me quitabas los bombones de las manos y al final, cuando metí uno entero en mi boca te acercaste a mis labios y los devoraste. El chocolate pasaba de una boca a otra, dulce, caliente. Pero se acabó y tu seguiste besándome. Te dije "no" y te levantaste. Te lanzaste a mi cuello, a mi oído, lamiéndolo suavemente, susurrándome, atrayéndome. Volviste al sitio y me hiciste levantarme, me besabas con ansia, con pasión.
-Esto no puede estar pasando.
-Te echo de menos. -dijiste seguro, firmemente.
-¿A mí o a mi cuerpo?
-A ambos.
Mi cara cambió, estaba oscuro pero sé que pudiste ver la sombra que la cruzó.
-Era broma, a ti tonta.
Dijiste el "tonta" como cuando estábamos juntos, como cuando te decía que era fea y respondías "eres preciosa, tonta" o como cuando te decía que no me querías y tú contestabas "te amo, tonta".
Volví a besarte, te deseaba y yo sabía que tú me deseabas. Tu mano bajó por mi vientre. Negué con la cabeza y dijiste "no voy a hacer nada". Mentiste, seguiste bajando. Volví a negarme y tu voz susurró un: "¿crees que si esto no estuviera funcionando lo estaría haciendo?". Mi alma se llenó de esperanza. Estaba funcionando,  te estaba haciendo sentir. Había algo ahí, dentro de ti, que quería lo que yo quería. Y lo sentí. Y sucedió. Me cogiste de la mano y me arrastraste hasta la oscuridad, donde nadie pudiera vernos. Encima de ti todo parecía tan fácil como siempre, tan inexplicable como siempre. Sentirte dentro de mi fue una bendición, una llama en lo más profundo ardía y ardía. Tenía ganas de susurrarte que te amaba pero no quería, no estaba bien.
Y dos días después, volvió la realidad. "No te quiero, no siento nada por ti". Mentira, mentira cochina. Lo sentiste, yo sentí que lo sentiste. Hubiese pagado por haberme quedado allí para siempre, en las alturas, sin más preocupaciones que el frío de la montaña que desaparecía con cada roce de tu cuerpo con el mío. Y ahora la lluvia, me empaña la mirada. Mi vida parece un esbozo medio borrado por el agua. Quizá esta lluvia te recuerde a mi, quizá te recuerde aquella noche en mi casa cuando me propusiste bajar a mojarnos completamente. Te dije que no, pero ahora te diría un sí rotundo, siempre y cuando me abrazaras para curarme el frío.



"Fui yo quien dijo no y ahora, en la misma mesa,
Se me enfría el café mientras dices que te va bien.
[...]
Y ahora, cansado de mirar tu foto en la pared,
cansado de creer que todavía estás...
He vuelto a recordar las tardes del café,
las noches locas que siempre acaban bien...
Y me he puesto a gritar, estrellando el whisky en la pared,
por verte sonreír, he vuelto yo a perder."

(La fuga - Por verte Sonreír)

jueves, 12 de enero de 2012

Conexión.

"Nada. No siento nada. No te quiero. No. No."
Las palabras rebotan en mi mente. Me desgarran las entrañas, provocan arcadas, me diluyen la mirada. Ya no sé si el tiempo pasa o se ha detenido. Ya no sé si queda tiempo. A veces creo que realmente morí aquella noche, desde luego para ti sí. Los recuerdos me cruzan la mente, uno tras otro. No puedo dejar de pensar en tus ojos, aunque la última vez que los vi estuviesen teñidos de frío. Casi puedo sentir tu primera mirada aquí y ahora, casi puedo viajar hasta tantos años atrás y quedarme en aquella calle esperando tu llegada. Casi puedo notar como alzo los ojos y se cruzan con los tuyos. Nunca he sentido nada parecido al ver a alguien por primera vez, sentí que te conocía. Sentí que tú eras la pieza del puzzle. Sólo una mirada me dijo todo eso. Años después, cuando te acariciaba casi sin tocarte con las palmas de mis manos mientras practicábamos sexo tántrico, sentía aquella conexión fluyendo. Estaba ahí, en la habitación, contigo y conmigo. Quería transmitírtela, quería enseñártela. Igual que aquel día en la playa, tumbados sobre la toalla. Me hubiese quedado allí una eternidad, el resto de mi vida. Quise llorar al mirarte, tan bello, tan perfecto. Algunas veces lloraba mientras hacíamos el amor. Siempre traté de que no te dieras cuenta, pero lo hacía a menudo. Lloraba de pura felicidad, de puro éxtasis. Mi cuerpo se llenaba de ti, de tus besos en cada porción de él, de tu ser. Y todo lo que me hacías sentir era indescriptible, mágico. Siempre supe que nunca sentiría nada igual, siempre. Siento habérmelo negado a mí misma, y siento habértelo negado a ti. Siento todo lo que ha pasado, todo lo que te he hecho, todo lo que me has hecho. Estoy luchando por perdonarte, sólo así encontraré la paz. Pero en realidad, ¿de qué me servirá perdonarte si para ti he muerto, desaparecido? No tiene mucho sentido, ya lo sé. Pero rezo, rezo a todos los dioses en los que no creo, rezo al universo, a la madre Tierra, a todos. Rezo para que algún día en tu camino te pares y mires atrás y sientas la conexión, el aleph. Para que sientas que, cuando estábamos unidos, todos los puntos del universo se unían. Rezo para que ese día vengas corriendo, me mires a los ojos y no me digas nada en palabras. Sólo tu mirada. Cálida y penetrante, como aquella primera vez. Como tantas noches y tantos días después, como tantos amaneceres. Limpia, limpia de rencor y de dolor. Una mirada de amor puro. Sé que es improbable que eso ocurra, imposible. Sé que ni siquiera leerás esto, pero no importa, no importa. Si nunca vienes, yo siempre me quedaré en aquel momento, en aquella fracción de segundo. Cuando la vida me arrastre con ella por fin, lo único que pensaré será aquel instante, aquella pieza del puzzle, incluso aunque tú hayas querido dejarlo incompleto para siempre.


"Esos ojos me dicen cosas que ni siquiera sabemos que existen pero que están ahí, listas para ser descubiertas y conocidas sólo por las almas, no por los cuerpos. Frases que son perfectamente comprendidas aunque no sean pronunciadas. Sentimientos que exaltan y sofocan al mismo tiempo."
(Paulo Coelho)

miércoles, 4 de enero de 2012

She.

Ella se miraba los brazos llenos de cortes y arañazos. No había sido capaz de cortarse bien, le faltaban fuerzas. ¿Hasta cuando tendría que estar magullándose para mitigar el dolor? ¿Cuántas noches más tenía que pasar en vela? ¿Cuántos ataques más? ¿Cuántas pesadillas le quedaban? Las cosas no podían seguir así. Le hubiese gustado ponerse a gritar en aquel mismo momento, o tomarse aquellas pastillas en las que tanto había pensado. Pero se repetía una y otra vez que tenía que ser fuerte, que eso era lo que él quería, verla destruida y amargada y que no pensaba servirle su cabeza en una bandeja de plata. Había momentos en que las fuerzas para seguir venían, sobretodo acompañadas de palabras de otras personas que la animaban y le decían que no valía la pena. Pero las noches eran largas, largas y frías. Y si se sentaba en el suelo con un cuchillo en la mano mientras trataba de respirar lo único que podía hacer era intentar que el dolor interior se fuera gracias al dolor físico. A veces lo conseguía. Era consciente, sin embargo, de que su madre no tardaría en darse cuenta de que cada día comía menos y de que hacía constantes visitas nocturas al baño y a la cocina. Y tenía miedo de que ese momento llegara. No quería que le volvieran a decir que estaba loca o que tenía depresión. No le hacían falta médicos para decirle algo así. Eso ya lo sabía. Y no quería pastillas, no quería que le dieran pastillas porque si se las daban era capaz de tomarse la caja entera de golpe. Sólo quería paz, sólo buscaba paz, pero sabía que el odio seguía fluyendo por sus venas, ardiendo y ardiendo sin cesar. Y lo peor era que no estaba segura de dónde iba a meterlo si seguía creciendo porque a ella, ya no le cabía más.