jueves, 17 de noviembre de 2011

Tercera guerra mundial.

La tercera guerra mundial se libra en mi interior.
Asfixio las palabras mientras ellas pugnan por salir, reprimo los terribles instintos que me asedian por dentro y me carcomen el alma, trato de frenar mi corazón y controlar mi respiración cada vez que apareces de repente. El hambre de ti aumenta cada día a pesar de que racionalmente sé que eres imposible. Irrealizable, incognoscible, lejano. Y cuanto más lo sé más vuelvo a ti, más te pienso, más te escribo, más te siento. Bombas nucleares explotan en mi interior, cócteles molotov, granadas de mano. Me desangran, me hacen agonizar. Lucho por levantarme, por seguir, lucho porque siempre he luchado, lucho por olvidar, por vivir, pero no lo consigo. Te busco en mis sueños, pregunto por ti, me señalan donde estas y voy corriendo a alcanzarte, corro cada vez mas rápido pero a cada paso estás más lejos. Despierto empapada en sudor, a veces llorando, a veces creyendo que ha sido real. Siento caos. Cuando lo ordeno todo, vuelves para desordenarlo con una frase, una palabra, una mirada. Y cada vez que eso ocurre te diría que te quiero, aquí y ahora y a todas horas, que te quiero aunque no me quieras, que te deseo con todas mis fuerzas y que todo lo que te daría jamas vas a encontrarlo en otro lugar. Te diría que yo haría el amor contigo, no la guerra, te diría que por ti lucharía mil batallas incluso sin armamento. Te diría que lo único que necesito para seguir luchando contra el mundo eres tú. Pero tú no quieres pelear por la felicidad, dejas que el monstruo te coma por dentro y me alejas de ti sin darte cuenta de que a cada intento estoy mucho más cerca, y tú estás mucho más dentro.