martes, 2 de octubre de 2012

Corazones de alto voltaje, galaxias oníricas.


Me senté en aquella silla color blanco roto mientras miraba de reojo tu cuerpo ya acomodado. Crucé las piernas y me limité a escucharte. Cuando terminaste, esperabas una respuesta. Yo esperaba que pudieras pasar por alto todas mis cicatrices: las físicas y las que no se ven. Bajé, sin querer, la vista hacia mi mano izquierda. Qué te ha pasado, preguntaste. Un accidente. Mi respuesta fue escueta y clara. Al grano, me decidí. Expuse sobre la mesa mis intenciones, que, por otro lado, no estaban nada premeditadas. Y detrás de aquella cerveza te quedaste mirándome como si estuvieras soñando, como si no creyeras que alguien pudiese estar pronunciando esas palabras:

-Cuéntame cómo es tu vida en las estrellas, qué tal se vive por Cygnus, si es suficiente la luz de tu astro o todavía quedan demasiados agujeros negros insalvables que te precipitan a la muerte. Dime, ¿cómo huele el universo?, ¿es tan frío como parece? Podríamos dar un paseo, saltando de nebulosa en nebulosa, alejándonos de aquí a millones de años luz y volver, puros y limpios, diferentes.
Podemos hacerlo aquí y ahora: sólo tienes que desear, sentarte y escuchar. Cierra los ojos fuerte, desabróchame la rutina, rompe las pocas medias tintas que me quedan y vayamos volando hacia tu mundo. Quizá allá arriba nuestros corazones de alto voltaje se deshinchen y se unan, reduciendo la tensión, relajándonos. Y otro día, cualquier día cualquiera de cualquier mes cualquiera, yo te mostraré el mío





"El día que tú seas una tormenta mis letras serán nubes pasajeras y volarán por encima de ciudades. No te entendía entre fuegos artificiales,no quise hacerte preguntas el día que te tenía más cerca que nunca;  palabras que fueron aviones saliendo, tu vida es como un aeropuertoAquella noche había una fiesta en tus ojos,yo no quería perderla. Después de un suspiro el aire que queda, será el huracán que hoy se nos lleva." (Carlos Sadness - El día que hizo más viento que nunca)