sábado, 29 de mayo de 2010

QVOD NON ME VINCIT, FORTIOREM ME FACIT.

De vegades ens trobem front alguna dificultat que ens mosega el cor, que sen's el menja i el destrueix per dins. I precisament ho fa perquè ens ha pillat desprevinguts, perquè mai esperariem una traició d'eixe tipus d'una persona en la que confiàvem. Però, com va dir Abraham Stoker, del fracàs s'aprén, no del èxit. La vida es aprendre, pas a pas. La vida és caure i alçar-se constantment. La vida és trobar una raó que ens faça no oblidar que la tenim. I per això, i ara sí, c'est finí. S'ha acabat ser la més débil, la que tot el mon puga atacar perquè sap que no fa res més que plorar i plorar i tornar a plorar. És l'hora de pensar en MÍ, de somriure, de ser llum, de no deixar que ningú m'arrebate el que tinc i el que sóc. Perquè hi sóc. Perquè no ho haveu conseguit. Perquè encara en queden, de guerres, i jo seré ací, just ací, per combatir-les totes. I sobretot, per guanyar.

................................................................................................

A veces nos encontramos frente a alguna dificultad que nos muerde el corazón, se se lo come y lo destruye por dentro. Y precisamente lo hace porque nos ha pillado desprevenidos, porque nunca esperaríamos una traición de ese tipo de una persona en la que confiábamos. Pero, como dijo Abraham Stoker, del fracaso se aprende, no del éxito. La vida es aprender, paso a paso. La vida es caer i levantase constantemente. La vida es encontrar una razón que nos haga no olvidar que la tenemos. Y por eso, y ahora sí, c'est finí. Se acabó ser la más débil, la que todo el mundo puede atacar porque sabe que no hace nada más que llorar, llorar y volver a llorar. Es hora de pensar en MÍ, de sonreír, de ser luz, de no dejar que nadie me arrebate lo que tengo y lo que soy. Porque soy. Porque no lo habéis conseguido. Porque aún quedan guerras y yo estaré aquí, justo aquí, para combatirlas todas. Y sobre todo, para ganar.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Bite me the veins.

Supe desde un principio que eras diferente, que no seguías el orden natural de las cosas. No sé si fue ese halo de misterio que te envolvía o tu sonrisa cautivadora. O quizá, quién sabe, quizá fue el destino.
Aún recuerdo aquella noche con la misma intensidad que hace dos cientos años, y todavía hoy puedo sentirte respirar en mi cuello. Besabas tan bien... tan bien que llegué a pensar que eras un ángel, o un demonio. Era excelente, maravilloso, único, irrepetible.. y un montón de adjetivos más que no se han inventado a estas alturas. Me deshacía con cada caricia, con cada roce simple e incoherente de tu cuerpo contra el mío. Con lo más mínimo. Con el más leve de los susurros. Aquella precisa noche, aquella que tantas otras he recordado, aquella... descubrí quién eras. Un brillo feroz apareció en tus ojos cuando me desnudaste. Vi que me olías, poco a poco. De los pies al pelo. Lo vi y supe que si me dejaba, me poseerías de una forma muy diferente a la habitual. Y no pude más que decir:
-Muérdeme las venas.
No entiendo aún hoy por qué motivo lo dije tan levemente, quizá para que no me oyeses bien y pudiese seguir viva... pero lo oíste. Claro que lo oíste.
De repente, sin aviso, sin anuncio, una oleada de sensaciones se mezclaron en mi cuerpo. Primero, sentí tus colmillos clavándose en mi yugular, un dolor agudo al principio, pero dulce al final. La sangre salía a borbotones y sabía que disfrutabas así. Sabía que estabas amándome. Y me gustó. Dulce condena, dulce dolor. Te oía succionar levemente, así como oía a mi corazón latiendo en una carrera desenfrenada ,luchando por no pararse. Y sin más, llegó el frío. Terminaste. Sentí una asfixia intermitente y un escueto picor en el cuello pero luego, todo fue frío. Tanto como el hielo. Miré a mi lado y ya no estabas. Desapareciste. Y el frío ha continuado.