sábado, 14 de julio de 2012

Can't pretend.

Palabras que hieren como dardos envenenados y se clavan bien adentro de la piel para que ni los besos más sinceros cierren la cicatriz. Noches que desearías solamente haber soñado. Madrugadas que buscas esconder en el fondo de tu cerebro. Historias de sonrisas y lágrimas, de felicidad y penurias, de día y de noche. Historias de vidas ausentes, de vidas vividas, de realidades. No puedes disparar en la sien a quien amas, una y otra vez y pretender que los "te quiero" le sepan a cierto. No se trata de ignorar tus errores, cerrando los ojos a tu interior y abriéndolos de par en par cuando el que se equivoca es el otro. No debes vengarte de quien nunca ha querido tu mal. En la vida hay personas y "personas". Si decides tratarlas a todas por igual te estamparás contra la pared cada vez que quieras levantarte del suelo. Vas a morder el polvo toda tu vida mientras metas en el mismo saco a quien te ama más que a sí mismo y a quien sólo se ama a sí mismo. No me sirve, para nada, oírte decir "sólo tú" tras todas las frases que han brotado de tu boca sin cesar, incontrolables y frías, directas al fondo de mi pecho. Sin embargo, el mayor problema sigue siendo simple y directo: yo sí te quiero y la cama tan vacía, tan ancha, tan sin ti, me provoca espasmos de miedo. Puedo fingir, pintar la sonrisa en mi cara y decir: "Aquí estoy, trucando pérdidas, convirtiéndolas en llegadas eternas." Pero no será real, mi voz se quebrará entre el viento y no llegará a tus oídos.
 No me quedan fuerzas para vestirme de guerrera una vez más en este mundo tan lejos del mío. 

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