sábado, 14 de noviembre de 2009

Cada cual tiene lo que se merece...

Al fin apareció y ella sintió que el mundo le sonreía por una centésima de segundo.
Lo besó y abrazó como si nunca hubiese pasado nada y estuvieron toda la tarde fingiéndolo.
Se acariciaron sus cuerpos desnudos como si nada hubiese muerto.
Se aceleraron sus corazones.
Y mientras ella explotaba en lágrimas al volver a casa, él reía animadamente con sus amigos.
Ahora ella lo entiende, sólo ha perecido un alma.
Almenos él sigue con vida.

3 comentarios:

Ainhoa P. dijo...

Llo fácil que la pasión nubla a la razon y nos dejamos llevar por un fuego invisible y ficticio.

Un beso.

PD. Buen Blog

Vanille Galaxy dijo...

A veces vivir solo implica un corazón que late pero que no siente.

Muás!

Helena dijo...

No deberíamos fingir emociones y aún así, lo hacemos con frecuencia...
Un beso! Bueno blog :)